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Antiguas son las noticias de la existencia de esta ermita, pues en los libros de actas del Archivo Histórico Municipal se nos informa que fue una mujer la que dio las vigas para la construcción de la capilla. Es la de mayor tamaño y en la que el culto es más activo.

Situada en la confluencia de las calles Rosario y San Antonio, su coqueta silueta se abre a nuestros ojos en estrecha fachada rematada por una espadaña. Su campana suena cada vez que un devoto llega o se marcha.

El interior sorprende por su amplitud y decorado, presidiendo la nave el altar, en tonos ocres y dorados, y la imagen del santo casamentero por excelencia. El retablo fue adquirido en 2008 a una casa de Valencia siendo párroco Manuel Ángel Castillo Quintero, santo de su devoción.

Ermita San Antonio | Interior

Interior

Ermita San Antonio | Fachada

Fachada

Ermita San Antonio | Imagen

Imagen

La imagen fue comprada al finalizar la Guerra Civil en agradecimiento de cuatro fraileros, conocidos como los cuatro 'Antonios', por haberse librado de ser fusilados. El santo lleva en sus manos un Niño, que llama la atención por su tamaño. El pequeño Jesús, antiguo y de talla, pertenecía a la imagen destruida. Una devota lo guardó durante la guerra y después se incorporó a la nueva, de ahí la desproporción.

Formando también parte del retablo se encuentra la antigua imagen de la Virgen de los Dolores, que se compró al finalizar la Guerra Civil y que se hallaba en la iglesia parroquial. Al adquirirse otra para aquel templo principal, ésta vino a parar aquí.

Arquitectónicamente, la pieza más interesante es la sacristía, a la que se accede por una puerta camuflada en el retablo. Es una pequeña estancia de planta cuadrada, cubierta con bóveda vaída, iluminada por una ventana en el muro frontal y a mayor altura que la pequeña nave que forma la capilla.