Pasando por el puente de las Cuevas tomamos el camino a la derecha, marcado por la piedra tosca de El Tajo y el río, que a estas alturas recibe el nombre de Río Frailes. Tras una pronunciada pendiente se nos descubren unas casas que, como su propio emplazamiento indica, se llama Cerrillo.
Este caserío se asoma a El Tajo y presenta unas vistas extraordinarias de la Iglesia y el Ayuntamiento, podiendo decir que es el mirador de Frailes.
Era el camino de salida hacia la Ribera y Alcalá de épocas pretéritas. También, partiendo desde la Fuente Elvira y atravesando el Puente del Olivar, llegamos a nuestro destino.
Históricamente eran unas eras, debido a lo ventoso de su situación, en las que en agosto se sacaban los cereales, que, debidamente guardados en las trojes, eran la intendencia para animales y personas. Entorno a ellas fueron surgiendo casas y el Ayuntamiento construyó una fuente, que ha sufrido distintas transformaciones, y un pequeño lavadero.
De las antiguas eras apenas quedan recuerdos, si acaso empedrados que hay que descubrir entre el caserío y los coches.