Ponía en contacto la villa con la Ribera y era la salida hacia los campos, camino diario y obligado para los labriegos.
En 1833 era un pontón de madera que estaba muy deteriorado y se le encargaron las obras a Vicente Contreras, que levantó uno nuevo también en madera y no será hasta 1872 cuando se haga de piedra.
El ojo es un arco de medio punto en el que hace de estribo la misma roca.
En 2010 se remodeló, ampliándolo, pero perdiendo su belleza original.
En todas estas obras trabajaron los fraileros, aportando su trabajo los que poco tenían y el dinero los más pudientes.